Todo lo que nos ofrece el otoño en Castilla y León se lo ofrece nuestro campamento a los colegios que nos visiten, un paisaje único donde el contacto con la naturaleza es primordial y donde el aprendizaje del inglés en un entorno tan bello se hace incluso más fácil de sobrellevar.
Dejamos atrás la excitación del verano y un no parar, y abrimos paso a días más cortos y a momentos quizás más de recogimiento, no por falta de actividad sino de fomento de la sensación de atención de nuestros sentidos.
El ser humano, y aún más los niños que están en pleno desarrollo, necesitan momentos de quietud, de contemplación, de meditación y de reflexión. Les formamos en materias como lengua, matemáticas, inglés… pero también les enseñamos a saber sentir, a saber disfrutar de todo lo que les rodea, les educamos para que cuiden de todo eso de lo que forman parte, de este mundo que les rodea y que aunque a veces es hostil, nos ofrece la vida y la oportunidad de relacionarnos con otros y de elegir, a nuestro antojo, la libertad de escaparnos de esa marabunta y adentrarnos en nuestros propios pensamientos. Adentrarnos en la naturaleza y realizar actividades como espeleología, escalada, senderismo, orientación… agudizan nuestros sentidos y despierta en nosotros la sabiduría del sí mismo y la relación con el medio.